Proyecto: "Yo conozco un narrador"

miércoles, 20 de junio de 2012

La escuela rural del siglo XX y algo más...


          En nuestro viaje a San Carlos, conocimos a un señor que habló acerca de su vida. Aprendimos muchas cosas sobre él y recordamos anécdotas de su escuela en Polanco, Lavalleja. Este hombre se llamaba Rodolfo Fernández, pero decidimos llamarlo simplemente Fernández.
          El vivió y creció con personas que no tenían su misma sangre, es decir, que fue adoptado. Por lo que nos contó, nos dimos cuenta de que sus “padres” no se llevaban muy bien, pues describió su relación como pésima. Estaba muy desilusionado, no por lo material porque reconoció que nunca le faltó nada, pero le faltó el amor de sus padres y hermanos biológicos.
          Dejando de lado lo de su familia, nos contó sobre su escuela en Polanco.
-¡Había una sola profesora para cuatro clases!- dijo Fernández.
          Por la forma en que la describió, nos dimos cuenta de que admiraba y quería mucho a su maestra.
-Era señora de maestra, ¡pero señora de maestra!, el que no le hacia caso, ¡pero madre mía!, el que no le hacía caso, se llevaba un buen rezongo-nos contó- y es cierto que la respetábamos mucho, pero siempre alguno se zarpaba-aclaró Fernández.
          Después de unos años, Fernández se mudó a Minas. Su escuela era muy parecida a la anterior ya que tenía un orden tremendo. Para entrar al salón, hacían filas en el patio y hasta que todos estuvieran ordenados, no entraban. Lo mismo al salir.
-¿Y usted faltaba mucho, Fernández?- preguntó Romina
-¡Si!, si yo faltaba mucho- nos contestó seguido de risas.
          Para finalizar, Fernández nos dio un consejo de todo corazón: “nunca den un hijo, porque después se pueden arrepentir”.

jueves, 10 de mayo de 2012

El Charo

Este video no lo pudimos subir a youtube por eso tenemos el link del facebook:

http://www.facebook.com/video/video.php?v=351854914868016